El humano a pesar de tener una fuerte capacidad de visualización y proyección al futuro, tiene una mente que es altamente moldeable al entorno presente, lo que muchas veces nos hace perder perspectiva del panorama más grande, la fluidez de la vida y el universo.

Nuestra mente filtra todo a través de un lente, perdiendo de vista por ejemplo, que en este instante la tierra se mueve de forma circular, o el magma bajo la tierra que se mueve de forma constante con la alta presión.

En mis obras uso el trazo para generar movimiento y dilucidar su trayectoria, el color para darle naturaleza y la dirección para darle ritmo y sentido. La profundidad entre figura y fondo genera un espacio tridimensional con amplitud, que permite al espectador tener una experiencia personal mirando la obra.

Para tratar de transmitir fuerza y fluidez existe un análisis racional y composición previa, que se desvanece al momento de poner la pintura en el lienzo donde el proceso se vuelve experimental, intuitivo y estético.